Pollo al Ajillo
Pollo al Ajillo, cómo hacer la receta tradicional
Cómo preparar pollo al ajillo, una receta super clásica dentro de la cocina tradicional española.
En muchas ocasiones, las recetas más sencillas son las más efectivas y las que más disfrutamos. El pollo al ajillo da fé de esta afirmación. Inconfundible y lleno de colores, este plato forma parte del gran recetario español.
El pollo de buena calidad, aromatizado con hierbas y, cómo no, con ajo el ingrediente estrella.
Como recomendación el pollo debe tener un color uniforme sin manchas, esto nos dará una pista de que es un producto fresco. Es una carne con un bajo contenido en grasa, de gran valor nutricional. Muy fácil para hacer la digestión y que además se puede preparar de muchas formas diferentes.
Y es que esta receta nos retrotrae a nuestra infancia, cuando preparábamos un plato sencillo, pero a la vez delicioso para comer el domingo en familia. Si además contábamos con un buen pollo de corral, de esos alimentados en casa, por la abuela, el resultado era excepcional.
El ajo es un de los ingredientes que más nos gustan para condimentar los platos y la verdad que no puede haber un producto más sano. Es ideal para el sistema circulatorio. Esta receta tiene un par de ingredientes muy saludables, os animo que la cocinéis ya que es muy sencilla y rápida.
Ingredientes de Pollo al Ajillo (4 personas):
- 1 pollo de corral troceado (2 kg.)
- 8 dientes de ajo
- 1 hoja de laurel
- 300 ml. vino de Jerez o de un vino blanco bueno
- Hierbas aromáticas: 1 ramita de romero fresco y tomillo (al gusto)
- 75 ml. de aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
- Para decorar un poco de perejil o cilantro fresco picado (opcional)
Cómo hacer el Pollo al Ajillo
Lo primero que hacemos al comprar el pollo es pedirle al pollero que nos lo trocee. Ya en casa limpiamos bien los trozos de restos de grasa y les retiramos la piel salvo a las alitas (eliminar la piel es opcional, pero consideramos que añade al plato un exceso de grasa innecesaria). Salpimentamos los trozos ligeramente.
En una cazuela ancha ponemos a calentar abundante aceite de oliva y echamos los ajos sin pelar.
Los cocinamos a fuego medio, estando pendientes de que no se nos quemen (el ajo quemado nos da un sabor amargo y echará a perder nuestro plato). La idea es que queden caramelizados y que sirvan de aromatizante de nuestro aceite. Cuando vemos que están blanditos tras unos 5 minutos, los retiramos y reservamos.
Añadimos los trozos de pollo a la cazuela con el aceite aromatizado de los ajos, junto con la hoja de laurel, la rama de romero y el tomillo.
El pollo debe de quedar bien frito, lo cual nos llevará unos 15 a 20 minutos por lo menos. Tenemos que estar pendientes de darle la vuelta a los trozos de vez en cuando, para procurar que quede tostadito por todas partes.
No se trata simplemente de dorarlo y sellarlo como cuando lo sofreimos para algún guiso. Lo que queremos es que el pollo quede perfectamente cocinado, tierno por dentro y tostadito por fuera.
Preparación final del pollo al ajillo
Cuando vemos que nuestra carne está casi lista retiramos el exceso de aceite. Añadimos de nuevo los ajos que tenemos reservados y agregamos el vino.
Seguimos cocinando la carne hasta que el vino se haya reducido casi por completo.
Si no tenemos vino de Jerez podemos emplear perfectamente cualquier otro vino blanco de calidad que tengamos por casa. Un Albariño, un Rueda… el Jerez le da un toque particular, pero con cualquiera de estos quedará estupendamente.
Echad un poco de la salsa que quedará en la cazuela por encima. No os olvidéis de un buen pedazo de pan para degustar esta salsa de pollo, vino y ajo. Delicioso.
Servimos calentito en la mesa con un poco de perejil picado por encima o cilantro. Sólo nos queda disfrutar de este auténtico “platazo”.
Consejillos extras para que el pollo al ajillo os quede de rechupete
CONTENIDO OCULTO
[sociallocker id=”5997″]Si te queda un poco seco, siempre puedes añadir a tu pollo al ajillo en salsa un poquito de caldo de pollo además del vino blanco que lleva la receta. Aunque en este caso os aseguro que si sigues la receta paso a paso te quedará perfecto.
Tal como veis, el pollo se prepara sin piel excepto las alitas. Si os da igual añadir el pollo con piel, dejarlo entonces un poco más en la fritura para que la piel del pollo quede lo más crujiente posible, la grasa que soltará en la salsa también dará mayor sabor.
Hay quien pasa el pollo por harina antes de freírlo para sellar el pollo, pero en nuestro caso creo que no hace falta, sólo conseguiremos que absorba aún más aceite.
El toque del vinagre es opcional, le aportará ese punto ácido le va genial. Se añade al final de todo, al acabar de guisar el pollo, un chorrito sólamente (precaución).
La guarnición para acompañar este plato puede ser una simple ensalada. Casi por el tema de equilibrar el plato. Pero el pollo al ajillo pide a gritos unas patatas fritas, patatas panadera o patatas a lo pobre, lo sé..haya cada uno con su dieta.
Otras guarniciones sencillas serían unos champiñones guisados con guisantes, arroz blanco o un puré de patatas.
Las patatas al microondas con unas tiras de puerro y un chorrito de aceite, le van también como anillo al dedo. Una idea de acompañamiento casi sin grasa, una buena opción para dietas saludables.
Si te sobra pollo al ajillo, puedes mantenerlo en la nevera durante 2-3 días o incluso congelarlo. Cuando vuelvas a comerlo seguirá estando riquísimo o incluso un poco más, ya que al día siguiente los sabores se habrán concentrando más aún.
Os animo a que lo probéis en casa, una super receta de abuelas.
Obligatoriamente, acompañar de pan y mojar.
Y a disfrutar de esta estupenda receta! 😀
Lo acabo de cocinar, la pinta y el olor…. espectacular.
Voy a comprar pan, después os cuento.
😉
Hola, si la verdad que esta receta es un éxito garantizado. Muchas gracias por tu comentario.